Miś padawans, soy un Sensei, hasta de cosas tan comunes como los albures; pero hoy no vine a presumirte mi barrio, sino a platicarte de su origen. Bien, se dice que la cuna del albur no es otra que el barrio de Tepito en la Ciudad de México, donde la picardía y la decencia lograron una rara fusión que permite ser más sutil para referirse a los órganos y diversas prácticas sexuales sin ser explícitos.
En 2007, Lourdes Ruiz, residente ilustre de Tepito, fue coronada la campeona nacional de albures, sin que hasta la fecha haya existido alguien que pudiera destronarla. Así es como el albur pasó de ser una forma de insultar a convertirse en un sinónimo del folclor mexicano.