Puebla vivió una jornada intensa durante el martes de esta semana, cuando el Congreso del Estado se convirtió en el epicentro de una de las protestas más tensas del año. Durante más de 12 horas, un grupo de manifestantes provenientes de Ciudad Serdán y Tlachichuca tomó el recinto exigiendo la liberación de los alcaldes Uruviel y Giovanni González Vieyra, detenidos por la Fiscalía del Estado.
El caos comenzó alrededor de las 13:00 horas, cuando los inconformes bloquearon los accesos al Congreso, impidiendo la salida de diputados, trabajadores y hasta reporteros que cubrían la sesión ordinaria del día. La situación escaló rápidamente, dejando atrapadas a cerca de 200 personas dentro del recinto, incluyendo dos repartidores de agua embotellada que llegaron en el momento equivocado.
Los manifestantes, armados con lonas y carteles, exigían un encuentro con la diputada de Movimiento Ciudadano, Fedrha Suriano, a quien responsabilizaban de la detención de los alcaldes. En respuesta, la presidenta del Congreso, Laura Artemisa García, y la diputada Suriano intentaron negociar con los manifestantes. Sin embargo, el conflicto continuó durante más horas hasta que finalmente se llegó a un acuerdo de apertura del recinto.
La toma del Congreso de Puebla no solo quedó en la historia como la primera gran protesta en la nueva sede inaugurada en noviembre, sino que también sirvió como un recordatorio de la tensión política que se vive en la región. Mientras los legisladores lograban salir, un nuevo grupo de manifestantes llegó a hacer guardia nocturna para mantener la presión social de sus demandas, asegurando que su lucha seguiría hasta lograr la liberación de los alcaldes.