Las alturas de la Ciudad de México cuentan con vistas privilegiadas. Desde volcanes, bosques y rascacielos, hay diferentes hitos visuales en el horizonte de la capital del país. Uno de ellos es inconfundible por su curiosa silueta. Se trata de la Torre de Mexicana «La Licuadora», que precisamente por su peculiar forma que recuerda al vital electrodoméstico, ha recibido ese sobrenombre. Lo que pocos saben, es que el monumental edificio es obra del encumbrado arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Conozcamos más al respecto.
El emblemático edificio fue construido para que fuera sede de las oficinas centrales de la Compañía Mexicana de Aviación. Por ello, los arquitectos Rafael Mijares y Andrés Giovanni diseñaron este rascacielos para que emulara una torre de control aéreo, aunque parece ser que en opinión de la gente, parecía más una licuadora. La obra fue encargada a Ramírez Vázquez, quien inició su construcción en 1978.
Otro de los propósitos fue levantar un rascacielos totalmente seguro, a prueba de un terremoto de 8.5 grados en la escala de Richter. Para ello, en la cimentación del enorme inmueble se colocaron 65 amortiguadores sísmicos así como 35 pilotes de acero y concreto, los cuales tienen una profundidad de 40 metros bajo el suelo. La construcción de «La Licuadora» concluyó en 1982.
La Torre de Mexicana está ubicada en la Colonia Del Valle, en la alcaldía Miguel Hidalgo. Posee 132 metros de altura; cuenta con treinta pisos de oficinas y once elevadores. También tiene un pequeño centro comercial y estacionamiento. En el año 2006 fue comprada por FIBRAMEX y en el 2016 fue vendida a Fibra Uno, empresa que realizó una intensa obra de restauración que devolvió a «La Licuadora» su esplendor, el cual todos podemos admirar el día de hoy.